Adamah


General

Adamah significa “tierra” en el lenguaje de Jesús. Se trata de un camino de personalización de la fe que favorece la experiencia de Dios, el encuentro con Cristo y que tiene en cuenta el desarrollo integral de todas las dimensiones de la persona. El itinerario que ofrecemos ayuda a los niños y jóvenes a responsabilizarse de su propia tierra, o lo que es lo mismo, de su propia vida.

Participar de los grupos Adamah ayuda a sentir que nuestra tierra es bendecida, amada por Dios, lugar donde Él quiere habitar. A partir de esta experiencia, el adolescente descubre la necesidad de cuidar la tierra, de entrar en su interior, quitando piedras, abonando el terreno, sembrando semillas buenas… Para poco a poco descubrir que en este camino no está solo, que es Dios quien acompaña el proceso, y quien hace que la tierra dé fruto.

Según se va avanzando de curso, también se van atravesando diferentes etapas del itinerario Adamah, desde hacer los primeros surcos hasta dar fruto.

Etapas

Surcos (5º-6º EP)

Son los miembros Adamah más pequeños. Habiendo recibido a Jesús en la Primera Comunión, comienzan a descubrir su vida como tierra de bendición. Para que puedan cultivar su jardín, necesitan airear y remover bien su tierra, quitar piedras e ir haciendo los surcos que permitirán que lo que sembremos más adelante, pueda dar fruto. ¿Su color? ¡El amarillo!

Semillas (1º-2º ESO)

Las semillas de Adamah van abandonando la tranquilidad de la tierra de la infancia para adentrarse en el maravilloso mundo de la adolescencia. Acercarse a la figura de Jesús amigo, que les quiere y valora en medio de los cambios, será lo que les impulse a acoger libremente las semillas del reino para ir construyendo su propia identidad. ¿Su color? ¡El naranja!

Brotes (3º-4º ESO)

Cuando la semilla empieza a brotar, todavía es frágil. El adolescente comienza a manifestar su fe, libremente elegida. Necesitan más que nunca un grupo donde manifestar y vivir esta dimensión de su vida, sin llegar a encerrarse en sí mismo, sino descubriendo que su tierra tiene una identidad y está llamada a abrirse a los demás. En esta tarea le ayudará personalizar los valores, actitudes y comportamientos presentes en Jesús de Nazaret, modelo de persona y de creyente. ¿Su color? ¡El verde!

Espigas (1º-2º BACH)

El joven que llega a este punto del itinerario, ya ha ido tomando sus primeras decisiones. La espiga va definiendo su identidad, y poco a poco, eligiendo el estilo de vida que quiere vivir. En esta etapa es necesario ir proponiendo un proyecto personal de vida que haga madurar y vaya preparando para dar el fruto del amor y del compromiso. ¿Su color? ¡El rojo!

Frutos (exalumnos)

Ya todo se ha definido, pero el fruto solo alcanza su mejor sabor y dará nuevas semillas si madura manteniéndose unido a la planta, al grupo, a Jesús. Es momento de recoger lo vivido en los años previos y reafirmarse en su identidad cristiana, definiendo por sí mismos cómo desean cuidarla y llevarla a la vida. ¿Su color? ¡El azul marino!

Aljibes (monitores)

El proceso que vamos describiendo no tendría sentido sin el agua que riega cada surco, hace germinar la semilla, crecer los brotes, granar las espigas y madurar los frutos. El agua es Dios, y solo puede derramarlo quien antes se ha llenado de Él por completo. Los monitores, habiendo hecho camino personal de fe, se comprometen a entregar todo aquello que han recibido, regando la tierra que se les confía por amor. ¿Su color? ¡El blanco/azul claro!